Dedicado a tod@s l@s niñ@s del mundo

El niño no es una botella que hay que llenar, sino un fuego que es preciso encender (Montaigne)

Alimentación y rendimiento escolar


(Recordar que este blog fué eliminado de la página web del actual CEIP Manuel Moreno Blanco, según las explicaciones que nos dieron: por respeto a la nueva AMPA)

https://elpais.com/elpais/2018/10/16/mamas_papas/1539677915_443370.html

DIANA OLIVER
16 OCT 2018 - 21:54 CEST

La maternidad y la paternidad marcan un antes y un después en la vida de todo ser humano. Desde el nacimiento de nuestro hijo, defendemos nuestras expectativas y nuestros deseos casi con ferocidad. Lo tenemos muy claro: queremos que duerman como creemos que deben dormir, queremos que se comporten como consideramos que deben comportarse y, por supuesto, queremos que coman cómo, cuándo y cuánto estimamos que deben comer. Luego, la realidad. Y es que, sobre todo en el tema de la alimentación, padres y madres nos pasamos los primeros años de crianza angustiados por la supervivencia de esos niños que tan injustamente etiquetamos de “malcomedores”, por lo poco que pensamos que comen o por los “nadas” que parecen servirles de sustento. Tanto nos preocupamos que es un motivo recurrente de consulta en nuestras citas con el pediatra. Pero la respuesta no está en el ambulatorio sino que, casi siempre, se halla en nuestras expectativas.Obligarles a comer lo que esperamos que coman no debería ser nunca una posibilidad razonable. Una situación muy común y que merece una mención en este Día Mundial de la Alimentación.

Los niños menores de un año no deben consumir zumo
Mi hijo no sabe lo que es una galleta: él es feliz desayunando garbanzos

Por qué no hay que obligar nunca a comer a un niño

“No obligue a comer a su hijo. No le obligue jamás, por ningún método, en ninguna circunstancia, por ningún motivo”. En 1999, el pediatra Carlos González ya explicaba en Mi niño no me come por qué nunca hay que obligar a un niño a comer. El dietista-nutricionista Julio Basultoconfirmaba en Se me hace bola, publicado en 2013, que no existía justificación nutricional alguna para obligar. También insiste en ello a menudo en sus perfiles de redes sociales y lo reafirma al otro lado del teléfono a EL PAÍS: “Obligar a un niño a comer no es ético, ni educativo y es contraproducente. El objetivo no es que el niño coma sino que quiera comer, y que quiera comer saludable, y eso no se consigue con la coacción, con la presión, con la insistencia ni con premios y castigos. El niño es el único que sabe cuánto tiene que comer, eso no lo sabemos los nutricionistas, ni los médicos ni lo saben los padres. Solo lo sabe el cerebro del niño”.

Comparte su postura María Manera Bassols, dietista-nutricionista y autora de diversas publicaciones en torno a la alimentación infantil, quien destaca que en nuestro medio la preocupación debería ser que más del 40% de los niños y niñas tiene un problema de exceso de peso. También insiste en que obligar a comer a la fuerza, cuando se ha manifestado que no se desea o no se necesita, además de una falta de respeto hacia el niño, no es efectivo. “Habitualmente se insiste para que el niño coma más cantidad o con la voluntad de que aumente la variedad de alimentos que toma, o de que consuma determinados alimentos supuestamente saludables y que “hay que comer”. Si el niño no los quiere y le forzamos a que los coma, difícilmente los elegirá motu proprio en futuras ocasiones ya que precisamente forzar a comer suele provocar aversión y rechazo hacia los alimentos a los que se ha obligado a comer”, explica.

No obligue a comer a su hijo. No le obligue jamás, por ningún método, en ninguna circunstancia, por ningún motivo”

Recuerda Carlos Casabona, pediatra especializado en alimentación infantil, que la Academia Americana de Pediatría ya advertía a finales de los 70 en el Pediatric Nutrition Handbook, que el apetito del niño “es errático e impredecible”, y señala que no se debe forzar a comer en casa pero tampoco en el colegio. “Solo el niño sabe lo que necesita a través de un experimentadísimo mecanismo que lleva milenios funcionando a las mil maravillas: el hambre”.

Sobre las consecuencias de obligar a los niños a comer, María Vallejo Guardiola, psicóloga experta en obesidad y trastornos de la conducta alimentaria (TCA), explica que con esta acción alteramos la relación de los pequeños con la comida en el presente, pero también en el futuro, un hecho que influye también en la construcción del apego. “Si la acción de comer se fuerza, se altera su función natural. Un niño obligado a comer desconecta de su cuerpo, no disfruta de la experiencia y ven la hora de las comidas como algo aversivo. Además, el adulto que fuerza a comer no está siendo empático y perjudica el establecimiento de un apego seguro basado en la mutualidad. Un niño al que en su crianza se le ha forzado a comer tiene muchas más probabilidades de convertirse en un adulto con problemas con la comida”, cuenta. Detrás de pacientes con sobrepeso y obesidad, Vallejo ha observado que suele haber “historias de horas interminables en la mesa, donde nadie se levantaba sin el plato totalmente vacío”, algo que provoca desajustes como llegar a la edad adulta con problemas para parar de comer cuando ya se está saciado.
El soborno, la forma más habitual

Según la Academia Americana de Pediatría la forma más habitual que emplean los padres para obligar a sus hijos a comer es el soborno. Pero no es la única. En Se me hace bola, Basulto lo resume en ocho acciones: amenazas, chantaje emocional, hostilidad y despotismo, humillación, mentira, presión y/o coacción, terror, violencia y/o maltrato psicológico. Y pone ejemplos de frases como “Si no te lo comes, te llevaré al hospital y tendrán que dártelo por sonda”, “No te levantas de la mesa hasta que no te lo comas” o “Te tapo la nariz por tu bien, para que te lo tragues”.

Sobre esa acción precisamente, Gloria Colli, pediatra y autora de Tu lactancia de principio a fin, advierte que hay que tener en cuenta que obligar a comer no es solo tapar la nariz al niño y “meterle la cuchara cuando la abra para respirar”, también recurrir a frases aparentemente inocentes como “Si no comes, mamá se va a poner triste”, “Si te lo comes todo te pondrás grande y fuerte” o “Si no te comes la verdura no hay postre”. “Son recursos igualmente desafortunados porque implican además una manipulación emocional. Incluso recurrir al típico avioncito puede ser una forma de obligar si deja de ser un juego y una de las partes ya no lo encuentra divertido”, declara.

Si no te lo comes, te llevaré al hospital y tendrán que dártelo por sonda”, “No te levantas de la mesa hasta que no te lo comas”

Carlos Casabona añade otras maneras encubiertas como "teatritos", alabar las virtudes de lo que se ofrece para comer o el empleo de pantallas (móvil con vídeos o la tablet con dibujos animados). No obstante, también añade algo de optimismo: lo encuentra en los sistemas del Baby Led Weaning(BLW) o aprender a comer solo (ACS) que han llegado para quedarse. “Muchas madres jóvenes están muy bien informadas y adoptan este sistema que respeta los signos de saciedad del bebé”, dice.

Pero no solo el hogar se convierte en el escenario habitual de las presiones por la comida. Los comedores escolares también lo son. María Manera Bassols ha participado en diversas guías acerca del rol de los adultos en las comidas que comparten con niños. Hace un par de años la Agencia de Salud Pública de Catalunya publicaba el documento Acompañar las comidas de los niños. Consejos para comedores escolares y familias, que precisamente aborda este tema, tanto desde el ámbito escolar como del hogar. El texto surgía de la necesidad expresada desde el colectivo de comedores escolares (AMPAs, monitores y coordinadores de los comedores) sobre cómo posicionarse ante situaciones como la negativa a comer o a probar determinados alimentos. “El simple hecho de que se genere debate sobre cuál tiene que ser la actitud del adulto, que surjan dudas, que se pregunte a la administración que trabaja con los comedores cuál es su opinión y posicionamiento, que salga en los medios, etcétera, evidencia que algunas prácticas “tradicionales” de imposición, obligación o coerción están siendo cuestionadas”, plantea Manera.

Actualmente muchos comedores escolares están vinculados de forma directa a los proyectos pedagógicos de los centros, lo que fomenta la implicación, la participación y el aprendizaje de los niños con respecto a la alimentación. “Es verdad que un comedor colectivo es más difícil de gestionar que un hogar, y que hay determinadas prácticas, como el permitir que no se coma algo que no apetece, requiere de un trabajo coordinado y profundo con los adultos responsables del comedor y también con los niños y niñas; pero si existe la voluntad de trabajar desde esta mirada, la experiencia de muchos comedores nos dice que es posible acompañar las comidas de los niños desde este prisma”, explica María Manera.
Los niños que no comen

La alimentación es una de las mayores preocupaciones de los padres durante los tres primeros años de vida de sus hijos. Lo ve Carlos Casabona en su consulta, a la que acuden padres preocupados no solo por la cantidad sino también por el qué y cuándo dar de comer a sus hijos. “El entorno ha cambiado de manera espectacular y lo que dábamos antes con cuatro meses, ahora no se recomienda hasta los seis o siete meses. Lo que antes recomendábamos a los doce meses, ahora decimos que se puede ofertar a los seis. Esto desorienta bastante a muchas familias, pero procuramos dar los consejos nutricionales más actuales y siempre en relación con la evidencia científica que exista, por encima de intereses comerciales que siempre han estado presentes. Lo que sucede es que ahora estamos más atentos y la información corre más deprisa”, cuenta Casabona.

Considera “paradójico” el pediatra que nos preocupemos porque los niños de entre dos y cuatro años coman "poco" en la época de la humanidad en la que más sobrepeso y obesidad infantil hay: “Estamos "fabricando" los que serán adultos con obesidad, con todas las repercusiones que esto conlleva”. Insiste Casabona en que los padres “no deben preocuparse por lo que come su hijo, sino por si es feliz, corre y juega, sin coger excesivas enfermedades o cogerlas banales”, ya que no existe la desnutrición en España sino “malnutrición por exceso y por mala alimentación con calorías vacías y consumo exagerado de bollería”. No obstante, también añade que hay ocasiones en las que el pediatra deberá estudiar casos puntuales en los que haya síntomas asociados a la verdadera falta de apetito como apatía, debilidad, palidez o diarreas.

La alimentación es una de las mayores preocupaciones de los padres durante los tres primeros años de vida de sus hijos.

Gloria Colli considera que la preocupación por la alimentación de los niños es inherente a la maternidad y a la paternidad: “Siempre hay algo que nos preocupa. Si no toma suficiente leche o si toma demasiada, si come poca verdura, si no prueba la fruta, si no conseguimos que coma más sano... Y es bueno que los padres se preocupen, porque conseguimos que se informen y que se impliquen en la tarea de hacer que toda la familia haga una dieta más saludable, pero hay que tener cuidado de que no se transforme en una obsesión que les impida disfrutar de agradables momentos en torno a la comida”.

¿Qué hacer para que la hora de la comida sea un momento agradable? Colli recomienda que lo primero que debemos hacer es apagar la televisión y así aprovechar ese tiempo para charlar en familia, evitando que el tema central sea la comida. “De la comida solo se habla para felicitar al cocinero. Si a tu hijo no le gusta la verdura, por más que tú le digas 20 veces que está muy rica, seguirá sin gustarle. Si queremos que la comida sea un momento agradable, evitemos situaciones conflictivas. Y demos ejemplo. Los niños aprenden por imitación por lo que si nosotros comemos bien, al final ellos también lo harán”.

Y cuando un niño no quiere comer, ¿qué podemos hacer? Responde María Manera Bassols que debemos respetarle, igual que haríamos con una persona adulta. “Las señales de autorregulación de hambre y saciedad son innatas y, en los niños sanos son efectivas a la hora de cubrir sus requerimientos energéticos y nutricionales. En nuestro entorno, con una disponibilidad abundante de alimentos a cualquier hora y en cualquier sitio, no existe justificación nutricional para forzar a comer a alguien que no tiene hambre o no quiere comer”, concluye.

* Campaña contra la Obesidad Infantil
http://www.huffingtonpost.es/2015/05/25/campana-obesidad-infantil_n_7342262.html?utm_hp_ref=spain

Las cifras de sobrepeso y obesidad son aterradoras. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay 1.900 millones de adultos y más de 42 millones de menores de cinco años con exceso de peso en el mundo; el porcentaje se ha más que duplicado en los últimos treinta años, llegando a superar con creces —por triste y paradójico que parezca— al número de personas que pasan hambre: 870 millones.
Si se observa la situación de España, la perspectiva no mejora. El 66% de los hombres y el 48% de las mujeres tienen problemas de sobrepeso u obesidad, con el agravante de que, según la OMS, estos porcentajes crecerán entre 10 y 14 puntos en los próximos quince años. Quizá más preocupantes aún sean los datos referidos a la infancia, que indican que más del 44% de los niños de entre 6 y 9 años tiene sobrepeso, es decir,prácticamente uno de cada dos menores españoles en edad escolar pesa más de lo que debería.
Se mire por donde se mire, el dato resulta escandaloso; la obesidad y el sobrepeso son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, trastornos del aparato locomotor, muerte prematura y discapacidad. Pero hay una buena noticia en todo esto: si se actúa a tiempo, la obesidad se puede prevenir.
LA SALUD DE LOS NIÑOS, UNA INVERSIÓN DE FUTURO
Teniendo en cuenta estos datos y sabiendo que la salud de los niños es una apuesta de futuro, se han presentado numerosas campañas para fomentar los hábitos saludables desde la infancia. Por ejemplo, la Comisión Europea ha lanzado recientemente una iniciativa que promueve las comidas sanas en los colegios dentro de un plan a mayor escala contra la obesidad infantil.
En la presentación del proyecto, dentro del marco de la Expo de Milán 2015, que lleva el lema Alimentar el planeta, energía para la vida, 70.000 alumnos de esta ciudad italiana tuvieron la oportunidad de probar 30 platos saludables y variados de cada uno de los países europeos (los 28 Estados miembros más Noruega y Suiza).
La paella fue la elegida para representar a España:
paella
Aunque no se sabe qué pensarán los valencianos del resultado...
La iniciativa no queda ahí. El Centro Común de Investigación (JRC), en colaboración con la Comisión Europea, ha llevado a cabo un estudio con el que ha desarrollado una curiosa aplicación multimedia para mostrar a los niños —y no tan niños— que las elecciones del día a día referentes al estilo de vida (los ingredientes de cada comida, el medio de transporte utilizado, etc.) influyen directamente sobre la salud de cada individuo en particular y sobre el futuro de la sociedad en general.

En clave didáctica, el juego permite visualizar que la bollería industrializada que comemos hoy o los atascos de vehículos que se generan cada día afectan y dan forma al mundo que tendremos mañana. Los creadores del proyecto consideran la nutrición como la piedra angular en el estilo de vida, pero aportan un enfoque más integral en el que no se pueden olvidar elementos esenciales como la actividad física o el uso sostenible de las materias primas y los transportes.
ACTUAR EN CASA, Y TAMBIÉN EN EL COLEGIO
“Es imprescindible que los niños sean conscientes de esto, por eso la educación es clave”, asegura Ciaran Nicholl, director de la Unidad de apoyo a las políticas de salud pública en el Instituto para la salud y la protección del consumidor (JRC-IHCP). “Hay que actuar y cambiar las cosas desde la base”, defiende.
Con él coincide su compañera Sandra Caldeira, jefa de proyectos en la Comisión Europea, que lleva este razonamiento al terreno familiar, ya que, como madre, es muy consciente del compromiso que deben tener los padres con la alimentación de sus hijos. “En las casas hay que dar ejemplo y llevar una dieta variada”, dice esta amante de las verduras que en su cuenta de Twitter se define como runner. Afirma que su hijo de 7 años “come de todo”, aunque, avergonzada, confiesa que hace poco se dio cuenta de que nunca había comido huevos fritos porque a ella no le gustan. Esto demuestra que los progenitores son los principales “responsables de lo que comen los niños”.
Aun así, se estima que el 40% de los menores realiza la principal comida del día fuera de casa, por lo que entran en juego otros eslabones que van más allá de la familia: desde nutricionistas, cocineros y educadores hasta pediatras, investigadores y políticos.
(Sigue leyendo después del vídeo)
La escuela Rinnovata Pizzigoni de Milán participó en la iniciativa de la Comisión Europea para promover menús diversos y saludables. Y a juzgar por la energía de estos alumnos en el comedor, tenían muchas ganas de degustar las recetas.
PARA QUE LO VERDE ATRAIGA MÁS
Ese día el menú consistía en pasta de primero y un guiso de carne con calabacín de segundo. Pero a pesar del ánimo inicial de los niños, más de uno se dejó el calabacín en el plato. ¿Qué se puede hacer en estos casos, que suelen repetirse en colegios de todo el mundo?
Miembros del JRC explican a El Huffington Post que existen métodos o trucos para hacer las verduras más atractivas y animar a los niños a probarlas. Por ejemplo:
  • Servir las hortalizas y verduras de primer plato, cuando los niños están más hambrientos. También se puede poner un buffet de ensaladas para que ellos mismos escojan.
  • Presentar los platos de forma llamativa y colorida, ponerles nombres con gancho, probar estilos diferentes de cocina, etcétera. La comida entra primero por los ojos y hasta la luminosidad de la sala influye, aseguran.
  • Poner fruta a su (libre) disposición en las clases, para que no sólo la coman de postre, sino también a lo largo del día, en el recreo o como merienda.
Para Ciaran Nicholl, se trata de estimular hábitos introduciendo rutinas poco a poco, mediante un proceso gradual. “De la noche a la mañana no se pueden cambiar las cosas. Pero si se empieza a poner zanahoria como snack, al final los niños se acostumbrarán”, sugiere.
PROHIBIR MENOS, EDUCAR MÁS
A la hora de buscar culpables de la obesidad, hay discrepancias. Muchos acusan a la industria alimentaria y la incoherencia de sus precios, ya que la comida rápida en general es bastante más barata que, por ejemplo, los productos ecológicos, lo cual podría inducir a los consumidores a hacer compras menos saludables. Con este argumento, Dinamarca tomó en 2011 la decisión de gravar los alimentos ricos en grasas saturadas con un impuesto especial y Hungría subió el precio de las bebidas energéticas.
Sin embargo, ni Ciaran Nicholl ni Sandra Caldeira se atreven a calificarlo de remedio definitivo. Al fin y al cabo, la población puede cruzar la frontera para consumirlos a menor precio en otros países, apuntan. Tampoco se trata de demonizar determinados productos, sino de saber equilibrar; para Caldeira, “no existen alimentos malos, sino dietas malas”. Además, añade, si se compara el precio de una hamburguesa con el de una naranja, ganaría la naranja (por barata).
¿Cuál es la excusa, entonces? La gente busca en esos alimentos una “recompensa inmediata” sin pararse a pensar que “lo que eligen comer hoy tendrá consecuencias mañana”. Para que la población sea realmente consciente de ello —defienden los especialistas—, hay que empezar a intervenir desde el origen del problema y así, desde pequeños, nos acostumbraremos a tomar decisiones correctas y a escoger “la alternativa saludable” por naturaleza. De este modo, la solución no pasaría tanto por la prohibición, sino por la educación.
LAS POLÍTICAS DE ALIMENTACIÓN EN LOS COLEGIOS ESPAÑOLES
- En los centros escolares españoles se promoverá "la enseñanza de la nutrición y alimentación" y se introducirán en los planes formativos "contenidos orientados a la prevención y a la concienciación sobre los beneficios de una dieta equilibrada". Existen diferentes campañas y talleres educativos, como Mediterraneamos, para enseñar a los estudiantes en qué consiste la dieta mediterránea y cuáles son sus ventajas.
No están prohibidas las máquinas de venta ni la publicidad de productos en las escuelas, pero se deberán promocionar las opciones más saludables.
- En los comedores:
  • Los cereales y el pan deben formar la base de la dieta, dando prioridad al grano integral.
  • Para freír, se debe usar aceite de oliva o de girasol alto oleico. Para los aliños, aceite virgen extra.
  • Se debe limitar el uso de pastillas de caldo concentrado y otros potenciadores del sabor como el glutamato sódico, ya que contienen demasiada sal.
  • Se recomienda introducir alimentos ecológicos en los menús.
  • Los colegios deben ofrecer alternativas a los niños que, por motivos culturales o religiosos, no puedan comer algo.
  • No se deben usar guantes de látex para evitar que las proteínas del látex se transfieran a la comida, puesto que a algunas personas les puede provocar reacciones anafilácticas.

* Recetas Saludables para niñ@s:
http://salyamor.blogspot.com.es/p/alimentacion-saludable-para-ninos.html








Batido de Algarroba y Linaza


Esta es la primera receta que hago especialmente dedicada a los niños y con ella empiezo una nueva sección de recetas de Sal y Amor para la alimentación infantil. :)
Como madre de tres chicos, exigentes gourmets, criados con una dieta básicamente vegetariana, quiero compartir recetas sencillas con ingredientes saludables, que puedan inspirar a los que desean ofrecer a sus hijos una alimentación rica y variada,
Propongo recetas de temporada, llenas de vida, colores, sabores, sin azúcar ni harinas refinadas, con cereales integrales, muchas frutas y verduras variadas, algas, superalimentos, etc..., para que nuestros niños puedan descubrir el mundo que les rodea radiantes, llenos de energía y salud.

Al no ser nutricionista (todavía), las recetas que comparto son bajo el criterio de una madre con sus pesquisas personales y no una profesional, y animo a las personas que siguen mis recetas a que hagan su observación de lo que es adecuado a las necesidades de sus niños.

Estaré encantada de que me compartáis vuestros resultados!



Este batido ofrece un buen aporte de energía, vitaminas, minerales, fibras... ¡y Omega 3!
El consumo de Omega3 es de extrema importancia para la salud humana, sobre todo durante el embarazo, lactancia e infancia ya que son fundamentales para el buen desarrollo de nuestros enormes cerebros humanos. 


Alimentos ricos en Omega3 e incluso suplementos (de aceite de pescado o fitoplancton marino para veganos), nos ayudarán también a compensar el exceso de grasas saturadas y Omega6 que aporta la dieta moderna. Aunque el consumo de Omega6 sea de igual importancia para la salud, el exceso de estos provocan una supresión del sistema inmunitario y promueven la inflamación.


Ingredientes:
(4 vasos)

2 vasos de leche de arroz u otra bebida vegetal
1 plátano troceado
3 cucharadas de harina de algarroba
3 cucharadas de linaza, previamente remojada por mínimo 4 horas, escurrida y aclarada
1 vaina de vainilla, sólo el interior
1/2 cucharilla rasa de sal marina integral

1 Colocar todo en el vaso de la batidora y batir hasta conseguir una consistencia fina y homogénea.



* Sobre la importancia de comer pan fresco
http://www.abc.es/sociedad/20130919/abci-normal-molde-201309181726.html
El pan es uno de los elementos básicos de la dieta mediterránea, pero siempre ha existido el pensamiento general de que engorda. Resuelta ya la duda, y sabiendo que el consumo de este producto básico combinado con ejercicio físico favorece el adelgazamiento, ahora toca preguntarse qué pan es más saludable y aporta menos grasas: ¿el pan normal o el de molde? La respuesta es la barra de toda la vida.
Ambos tipos comparten sus ingredientes básicos: harina, agua, sal y levadura. Pero el de molde, para lograr su textura, su sabor y conseguir que se conserve durante más tiempo, añade a su recetagrasas, azúcares y aditivos. Lo que ocurre es que con esos añadidos lo convierte en menos saludable que el pan tradicional.
Aunque el valor calórico es prácticamente similar, un poco menor el del pan blanco, la diferencia se encuentra en las grasas. El pan normal aporta muchas menos que el pan de molde: pan blanco, 1,6 gramos de grasa por cada 100, pan de molde, 3,8 gramos. «No es que el pan de molde sea malo, pero tiene que consumirse en menor cantidad» aclara Gretel Cabrera, experta en alimentación y nutrición de la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU).
Dentro de los diversos tipos de pan tradicional, el mejor es el integral o multicereal. El que contiene menos grasas es el pan de centeno, con 1 gramo de grasa por cada 100. Pero además existen esas barras vendidas en supermercados, gasolineras que llegan ya elaboradas y se hornean en los establecimientos. Este pan puede llevar algún añadido como aceite o leche, para que su sabor o textura sea diferente, pero sus aditivos siempre serán en cantidades mucho más bajas que los del pan de molde.

Conservar la barra de pan en casa

Lo práctico del pan de molde es que dura más tiempo y se consume en casa siempre fresco. Con la falta de tiempo y las prisas, muchas familias hacen compras semanales de alimentos, optando por el pan de molde, ya que guardado en la nevera, podemos tenerlo durante días fresco.
Pero el secreto, para que nuestra dieta sea más saludable, es conservar el pan tradicional en casa. Comprado en grandes cantidades, puede congelarse y descongelarse cuando lo necesitemos, logrando que la falta de tiempo no sea un impedimento para comer sano.

* Un enlace, sobre el peligro de los edulcorantes en las bebidas:


Los edulcorantes artificiales sin calorías ‘despistan’ al organismo

Preparado para el dulzor de la glucosa, el metabolismo se descontrola con las otras sustancias

Este desajuste puede ser la causa de problemas cardiacos, hipertensión o sobrepeso


Protesta contra la prohibición de bebidas azucaradas. / REUTERS
Los edulcorantes artificiales, sobre todo en las bebidas, son el remedio buscado –y vendido- para perder peso. Pero un número creciente de estudios, sobre todo estadounidenses, apuntan a que tampoco son tan saludables. Cierto que no aportan calorías como la glucosa, pero su consumo excesivo puede llevar a problemas de metabolismo, cardiacos, de hipertensión o incluso a un efecto rebote de ganancia de peso, apunta Susan Swithers, profesora de Comportamiento Humano y Hábitos Alimenticios de la Universidad de Purdue. Pero Swithers va más allá, y en un artículo publicado en una revista del grupo Cell Press da una explicación: el organismo se despista con el sabor y el metabolismo se desajusta.
El trabajo, hecho en animales, apunta a una curiosa explicación: la ingesta de edulcorantes –algo artificial- desata en el organismo la respuesta que sería adecuada cuando se toma azúcar –lo natural-. Ello implica la producción de insulina y todos otros procesos metabólicos. Lo que ocurre es que esas hormonas se encuentran con que no tienen sobre qué actuar, lo que supone un desajuste metabólico. Además, cuando llega una ingesta de azúcar de verdad, el organismo, maleducado por las experiencias anteriores, no se la cree, y no reacciona.
Aunque se trata de un trabajo previo, el primer objetivo de Swithers está cumplido. Parte de los efectos adversos del consumo (siempre en grandes cantidades) de edulcorantes se atribuían al propio individuo. “Como no tomo azúcar, puedo comerme esta hamburguesa”, ejemplifica Swithers. Pero, lógicamente, en los animales esto no sucede así.
“La preocupación para la salud de estos edulcorantes no calóricos es algo que mucha gente no quiere admitir”, dice Swithers en la web de la universidad. “Especialmente porque cada vez se toman más estos productos”. “Hay una gran presión por parte del sector público para encontrar soluciones que contrarresten el aumento de la obesidad y las enfermedades crónicas, y hay mucho dinero y negocio en juego para la industria alimentaria que desarrolla y promueve estos productos”, añade. “Las bebidas se están convirtiendo en un asunto clave en la política sanitaria, y más a medida que los Gobiernos implantan impuestos para evitar el consumo de bebidas azucaradas, pero la mayoría de estas medidas excluyen las bebidas con otros edulcorantes porque se consideran sanas. A la hora de tomar decisiones políticas, es más importante que nunca que se tenga en cuenta lo que dice la ciencia”.
* Otro enlace, sobre un artículo muy interesante sobre "Los fármacos" y la Hiperactividad y otros nuevos sintomas, que si no están bien reseñados, puede provocar efectos muy nocivos para nuestr@s hij@s. En este artículo, se reflexiona sobre el gran negocio de Las Farmaceuticas":
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/04/02/actualidad/1364903542_739753.html

* Un enlace, sobre el peligro de los refrescos y los zumos artificiales:

http://blogs.elpais.com/el-comidista/2013/03/refrescos-tabaco-impuesto.html


Para más información, sobre alimentación, seguir el siguiente enlace:
http://www.ceapa.es/c/document_library/get_file?uuid=3ad8b5ec-d62e-42e1-85ec-29eb8df1d1d3&groupId=10137
Una correcta alimentación mejora el rendimiento escolar
Las recomendaciones dietéticas de los expertos de nutrición advierten que se deben realizar como mínimo
Los adolescentes españoles no tienen una alimentación adecuada. Lo pone de manifiesto el informe «Los adolescentes españoles y su salud», patrocinado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y coordinado en nuestro país por el Ministerio de Sanidad y Consumo y la Universidad de Sevilla. Según este trabajo, una cuarta parte de los adolescentes españoles presenta un consumo bajo de frutas y verduras (apenas el 10,5%) y, por contra, muy elevado de dulces y refrescos.
Cerca de la mitad de la población cumple los criterios de una alimentación saludable, el 40% sólo parcialmente y el 10% no los sigue en absoluto. La alimentación incorrecta o inadecuada por sí sola explica aproximadamente la mitad de las causas de muerte prematura en la población (enfermedades cardiovasculares, determinados tipos de cáncer, la enfermedad Alzheimer y otros trastornos, incluso los que tienen que ver con el sistema inmune, obesidad, desórdenes de la alimentación), así como una disminución en el desarrollo de los adolescentes (talla y peso, rendimiento escolar, memoria, inteligencia). cinco comidas al día: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena. No es aconsejable pasar muchas horas sin ingerir alimentos y, además, estas comidas deben de ser lo más variadas posibles alternando todos los alimentos que quedan reflejados en la pirámide de la alimentación, a lo largo de la semana. Un 16,1% de los chicos y chicas de 11 a 18 años se salta el desayuno, y sólo un 30% desayuna correctamente.
Un 22

Un 35 % de los niños dedica
por ciento de los jóvenes españoles acuden a clase habiendo desayunado tan solo un vaso de leche. Así queda registrado en el último estudio de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA). En el desayuno debemos tomar el 25 por ciento de la energía y los nutrientes necesarios para el resto de la jornada. Un desayuno equilibrado y con la energía necesaria permitirá a los alumnos y alumnas rendir de la mejor manera posible las largas horas lectivas que les esperan. menos de 10 minutos a desayunar, tiempo insuficiente para tomar un desayuno completo y equilibrado. A través de los estudios científicos de los especialistas y de nuestra experiencia como profesores vemos diariamente que los alumnos y alumnas que acuden a las aulas sin desayunar se duermen en clase, no pueden seguir el ritmo de clase, se despistan y rinden menos.
Pirámide de la Alimentación Saludable. SENC 2004


BENEFICIOS DEL DESAYUNO

Desayunar correctamente tiene beneficios a varios niveles:

Mejora tu rendimiento intelectual.
El desayuno favorece capacidades como: la memoria, la concentración, la atención, la alerta y la creatividad.
Proporciona mayor rendimiento físico.
Los aportes de nutrientes y energía están directamente relacionados con una buena respuesta física y con la productividad.
El secreto de la alegría.
Tomar un buen desayuno mantiene estables y altos los niveles de glucosa en la sangre, tienen efectos sobre los mensajes positivos que llegan al cerebro. El buen humor y la risa son la respuesta externa de esos mensajes.
Mejora tu nutrición.
El desayuno cubre tus necesidades de nutrientes. Si éste es completo, te aporta hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, minerales y fibras.
Ayuda a controlar tu peso.
Una correcta alimentación desde la primera comida de la mañana evitará que piques entre horas, lo que influye en tu peso.
Reparto equilibrado de calorías.
Un buen desayuno marca la pauta de las 4 o 5 comidas diarias, entre las que se distribuyen las calorías equilibradamente si se respetan cantidades y variedad de alimentos.
Ayuda en las relaciones familiares.
Luís Serra, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) informa que "un desayuno completo debe incluir cereales, fruta y lácteos". Y es que, si no se ingieren estos alimentos en la primera comida del día, no sólo se producirá un
Un buen desayuno debería estar compuesto por los siguientes grupos de alimentos:
    Un desayuno en familia permite y favorece la relación armónica entre los miembros de la familia, es un tiempo de diálogo que ayuda a educar en la responsabilidad de la alimentación. bajo rendimiento escolar, sino que, y según este estudio, el niño surgirá problemas de desorden alimenticio y algo que cada vez es más habitual: la obesidad infantil.
  1. 􀂾

  2. Frutas – piezas de fruta fresca (naranja, pera, manzana, plátano) o su zumo. Nos dan agua, vitaminas, minerales y azúcares sencillos de absorción rápida.
  3. 􀂾

  4. Cereales – pan, cereales, galletas, bollería no industrial (magdalenas, bizcocho). Aportan hidratos de carbono de lenta absorción, fuente de energía de fácil uso.
  5. 􀂾

  6. Lácteos – leche, yogur, cuajada, queso. Aportan triptófano (su escasez produce la falta de síntesis de un neurotransmisor denominado serotonina, y fallan los circuitos que requieren de esta sustancia.), azúcares, vitaminas y minerales.
  7. 􀂾

  8. Proteínas – jamón, pescado, huevo. Hacen que la absorción de azúcares e hidratos de carbono sea lenta y constante, aportan aminoácidos necesarios para la creación de nuevas conexiones neuronales. Cuando se consumen en la mañana aumentan la síntesis de nor-adrenalina y dopamina cerebral, incrementando aún más la capacidad de alerta, concentración y memoria.
  9. 􀂾

  10. Grasas – vegetales (aceite de oliva, margarina). Energía de larga duración y vitaminas liposolubles.
    Se desaconseja en el desayuno
    el uso diario de las grasas de origen animal (mantequillas, carnes grasas, embutidos), hacer desayunos muy copiosos, introducir bollería industrial y alimentos muy ricos en azúcares refinados y, sobre todo, saltarse el desayuno.
    Si falta tiempo para desayunar, hay que acostarse antes y levantarse más temprano.