Dedicado a tod@s l@s niñ@s del mundo

El niño no es una botella que hay que llenar, sino un fuego que es preciso encender (Montaigne)

lunes, 18 de febrero de 2019

Mark Twain, el escritor que iluminó los sueños de los niños

* https://besincro.wordpress.com/2019/02/18/mark-twain-el-escritor-que-ilumino-los-suenos-de-los-ninos-con-un-alegato-antirracista-basado-en-el-humor-inteligente-y-el-espiritu-aventurero/?fbclid=IwAR0eS_HmbDXiBdtNWWlkA4ldDt5aC8_-6F7xp0iMZmnvEjaS06Dswj4OQoU

Mark Twain, el escritor que iluminó los sueños de los niños con un alegato antirracista basado en el humor inteligente y el espíritu aventurero

mark-twain-at-a-writing-desk-640467439-5af62ba36bf0690036acb9f4

mark-twain-at-a-writing-desk-640467439-5af62ba36bf0690036acb9f4El 18 de febrero de 1885, se publican por primera vez Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain, quién había venido al mundo en noviembre de 1835 en el pueblo de Florida, Misuri, como Samuel Langhorne Clemens, el verdadero nombre del padre literario de Tom Sawyer, uno de los personajes clave de la literatura infantil y juvenil. Samuel era el penúltimo de siete hermanos y uno de los pocos que sobrevivió, ya que cuatro fallecieron por accidente o enfermedad antes de llegar a la edad adulta. También su padre murió cuando el futuro escritor tenía solo 11 años, por lo que tuvo que abandonar los estudios y ponerse a trabajar para ayudar a sostener a su familia. Sin embargo, su afición a la lectura le llevó al mundo del periodismo y empezó a trabajar como aprendiz de impresor en un diario local. Pronto se lanzó a una vida errante marcada por su ansia de saber, que satisfizo formándose a sí mismo en las bibliotecas públicas a las que acudía por las tardes, igual que haría años más tarde otro grande de la literatura juvenil: Jack London.

Durante un tiempo trabajó en los barcos que surcaban el río Mississippi, convertido en piloto fluvial hasta que comenzó la Guerra Civil Norteamericana. De ahí saco parte de la experiencia para narrar las aventuras de su famoso personaje. Tras una breve experiencia bélica se trasladó al norte del país, lejos de la guerra, donde se convirtió en  minero con escasa fortuna  y comenzó a escribir relatos humorísticos con bastante éxito. En 1865 alcanzó la notoriedad como escritor con el cuento humorístico La célebre rana saltadora del distrito de Calaveras. Tras una década recorriendo el mundo y relacionándose con la élite de la cultura y la ciencia mundial, en 1876 publicó Las aventuras de Tom Sawyer, las aventuras de un niño pobre de un pueblo de Mississippi con dos compañeros de correrías, uno blanco y de clase acomodada y otro negro, descendiente de esclavos.

Eso sucedió en los tiempos de la dura segregación racial en el sur de los Estados Unidos, donde los negros habían dejado de ser esclavos para convertirse en personas sin derechos, ciudadanos de segunda a los que se les restringía, o directamente se les negaba, el acceso a la educación, el voto y el trabajo y la vivienda en condiciones dignas. A través de Tom Sawyer y sus dos amigos, protagonistas también de una segunda novela, Las aventuras de Huckleberry Finn, Mark Twain supo retratar esa injusticia a través del sentido del humor y en el marco de las aventuras infantiles, consiguiendo más eco y repercusión que todos los sesudos alegatos de los intelectuales antirracistas. A esas obras siguieron joyas de la literatura juvenil como El príncipe y el mendigo o Un yanqui en la corte del Rey Arturo, en las que retrataba los absurdos convencionalismos del mundo adulto usando una mirada sarcástica y divertida.

A pesar de sus éxitos literarios, Twain nunca tuvo habilidad para los negocios y la mala administración de sus considerables ganancias, unida a una sucesión de desgracias familiares, le llevó en su últimos años de vida a la precariedad y la depresión, aunque nunca perdió del todo su inteligente sentido del humor, como demostró cuando un periódico publicó la esquela con su fallecimiento y él la desmintió enviando una nota en la que afirmaba: “Las noticias sobre mi muerte han sido enormemente exageradas”. Sirvan estas líneas como homenaje a su obra y su persona.

Sincronía, una sola Humanidad. Por un Pacto de Estado en Educación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario