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El niño no es una botella que hay que llenar, sino un fuego que es preciso encender (Montaigne)

sábado, 26 de octubre de 2019

Confiar en nuestros hijos

https://aprendemosjuntos.elpais.com/especial/confia-en-tus-hijos-para-que-ellos-confien-en-ti-arno-y-andre-stern/

https://viviresaprender.com/ensenanzas-de-andre-stern-yo-nunca-fui-la-escuela/

Enseñanzas de André Stern, Yo nunca fui a la escuela.

andré stern

André Stern, por decisión de sus padres, nunca fue a la escuela. En su libro nos comparte como fue su niñez, como fue su proceso de aprendizaje, sus experiencias y como adquirió todas sus profesiones.

Voy a tratar de compartir algunas de las enseñanzas que me deja su libro, con la esperanza de que más gente lo lea, ya que creo que es una lectura obligada para las personas interesadas en la educación y aprendizaje, y para los padres que han decidido educar en casa. ¿Qué podemos aprender de alguien que nunca fue a la escuela?

SU  NIÑEZ Y SU TIEMPO
De su niñez dice: «Recuerdo mis días hechos de encuentros y de juegos… yo era un niño feliz y lleno de entusiasmo. Aprendizaje y juego eran para mí sinónimos… Yo era un niño feliz y mi horario era apacible y hermoso».

andré stern

Del uso de su tiempo explica: «Mis semanas compuestas de numerosas actividades semanales o estructuradas y de ricas horas improvisadas, eran densas pero libres de estrés, de competitividad, de la búsqueda del rendimiento y de la pelea por la buena nota».

Alrededor de los 12-13 años sus semanas se intensificaron por las actividades estructuradas a las que se dedicaba: lunes, fotografía todo el día; martes, álgebra y cerámica; miércoles, pintura e informática; jueves y viernes dedicados a la artesanía del metal. Tenía clases de danza dos veces por semana y también de kalaripayattu.

De las horas improvisadas dice: «estaban llenas de tal cantidad y tal variedad de preocupaciones y actividades que no creo que se pudiera hacer un inventario exhaustivo de ellas. Además, ciertos procesos de aprendizaje son interiores y permanecen invisibles».

«El tiempo no estaba compartimentado en jerarquías o cronologías claramente definidas. Pasan muchas cosas en paralelo, en todas direcciones, imbricadas, enredadas sin que fuera posible separarlas».

QUÉ APRENDIÓ Y CÓMO LO APRENDIÓ
Aprendió por medio de sus intereses, nadie lo obligó a estudiar o dedicarse a algo en específico, así él aprende de diferentes temas y nos explica su proceso en cada uno.

andré stern

Sobre su entusiasmo y aprendizaje al seguir sus intereses de niño, reflexiona:

«Y yo, transformado en esponja me volví insaciable» (cuando encontró quien le enseñara a trabajar el metal)

«Nadie me interrumpía en mi juego, nadie lo invadía, ni lo reprobaba, ni lo animaba» (jugando a imitar las voces de los presentadores de la radio).

«Nadie se inmiscuyó en ellas, nadie las comentó, nadie pensó en interrumpirme, en venir a molestarme a mi observatorio o en animarme a dejarlo por otras actividades “más constructivas…” » (de sus preocupaciones de la infancia).

«Mi crecimiento como músico se desarrolla como mi infancia: rodeado de confianza, sin tener que pasar por la cuerda floja, ni ponerme a prueba, sin presión y sin temor».

«Papá me regaló una caja de herramientas. Herramientas de madera, es cierto, pero juguetes buenos, funcionales y totalmente realistas -no esas caricaturas desproporcionadas en plástico de colores llamativos con orejas de payaso y nariz de vaca-».

«A nosotros nunca nos han dado instrumentos de música “para niños”, esos objetos de pacotilla de colores llamativos, “especialmente estudiados para sus pequeños y torpes dedos”, esas caricaturas más o menos automatizadas, que encierran a los niños en un único papel, el de imbéciles incapaces de reconocer y utilizar un verdadero instrumento musical».

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LA LECTURA Y LOS LIBROS
Él comenta como sus padres siempre andaban a la búsqueda de libros y que tipo de libros adquirían:

«Libros hermosos, bien impresos, bien encuadernados, libros completos, apasionados, especializados, que llegaban al fondo de las cuestiones; libros técnicos, atractivos, aunque fueran a veces incomprensibles para los no profesionales que éramos; nunca libros escolares».

«Estos libros, imparciales, que no estaban dirigidos a un público de niños, me proporcionaban todo tipo de información».

«A veces me encontraba temas duros… pero como nadie a mi alrededor se alarmaba, ni intentaba censurar o edulcorar esas temáticas realistas; estas me chocaban, me preocupaban, pero en ningún caso me traumatizaban».

«En cuanto supe leer, estos libros me dieron acceso a mundos extraordinarios, a conocimientos tanto universales como completamente singulares».

«Nadie puso una edad mínima para interesarse en el tema y nadie le puso fecha de caducidad».

Y de su hábito de lectura:

«No me contentaba como un estudiante, con leer por encima los extractos de cada autor antes de verme catapultado hacia el siguiente, o con leer algunas obras obligatorias y aprenderme algunos hechos y fechas importantes. Mi vida estaba empapada de un autor, de un tema y no rociada de él».

«Yo leía a veces desde que despertaba, paraba solo a las horas de las comidas, y continuaba de noche, en mi cama, con mi linterna. Ninguna planificación, ningún programa, ninguna opinión, ninguna intervención, interrumpía mi lectura, rompía mi concentración, desviaba mi impulso o me distraía de mi camino».

LOS MOTIVOS DE SUS PADRES
Algo que me gustó mucho y que realmente aprecio, es que inicia el libro contando la historia de la niñez y juventud de sus padres, de que familias y que situaciones familiares y personales vienen; en la sección de preguntas y respuestas casi al final del libro, cede la palabra a sus padres que exponen los motivos para no escolarizar, aquí algunos de ellos (que me emocionaron y me conmovieron):

De su padre, Arno Stern:

«Me duele especialmente enterarme de que un juego vital para el niño se sacrifica, sin que los padres lo lamenten o se queden trastornados».

«Sabiendo que el niño no necesita que los adultos le enseñen a dibujar y que si lo hacen eso destruye su juego, yo no iba a exponer a mis hijos a ese tratamiento».

«No, no podíamos ni plantearnos sacrificarlo por aprendizajes empobrecedores».

«Nosotros nunca nos hemos preguntado si nuestra manera de vivir con nuestros hijos era la buena, o si nos equivocábamos no haciendo como los de nuestro alrededor. ¡A cada uno le pasaban tantas cosas enriquecedoras! Nos faltaba tiempo para reflexionar sobre ellas. Sabíamos que la vida es un milagro al que no hay que interrogar».

«Nosotros nunca hemos dudado ni sentido que era difícil vivir como habíamos elegido hacerlo».

De su madre, Michèle Arella:

«Solo queda un término: maternal. Para mí ser “maternal” no es una función sino un estado: un estado de fusión, es decir, de comprensión profunda de la realidad propia de la Infancia».

«El niño conserva mucho tiempo “el genio del feto”. El feto se constituye a la perfección sin nuestra ayuda. Permitir al niño mantenerse en la dinámica natural que le habita, sin obstaculizarle estúpidamente, es la única función posible del adulto».

«Aunque la misma prodigiosa fuerza vital esté en todos, cada uno es diferente, y hay que darle a cada uno la ocasión de ejercer su particularidad».

«Nos queda crear la organización material irreprochable e instaurar las reglas serias que preserven la verdadera libertad. Entonces, el deseo de actuar, según las necesidades propias de cada uno, se manifiesta, se instala en todos, se convierte en una costumbre. En el corazón de esa costumbre, la seguridad, la capacidad, las fuerzas, la audacia del niño crecen sin limite».

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SOCIALIZACIÓN Y LA INTEGRACIÓN A LA SOCIEDAD
Una de las preguntas frecuentes de las personas que desean educar en casa y de las personas que critican la educación fuera de la escuela, es acerca de la socialización. Parece ser que hay opiniones encontradas de lo que es o debe ser. Respecto a ello, aquí sus comentarios:

«Dejadme responder con una pregunta: ¿por qué considerar el contacto con otros niños primordial? ¿No es más bien el contacto con otras personas el que es capital? Considerar a los niños como parte de una categoría distinta de la de los adultos nos lleva a separarlos».

«¿De verdad parece razonable creer que la socialización se hace frecuentando a niños de la misma edad, en una clase hermética, compartiendo con ellos un programa único definido por las altas instancias? ¿De verdad se puede admitir que la fecha de nacimiento y la situación geográfica de los niños sean los únicos criterios para agruparlos?».

«Yo he vivido en contacto con la gente y he compartido mi vida permanentemente con los demás: algunos más jóvenes, otros más viejos. El enriquecimiento mutuo venía precisamente de esa diversidad, de ese cosmopolitismo».

«Yo siempre he estado sumergido en la “vida activa”, la mía y la de los demás… en el baño inmenso, multicolor, inesperado, en erupción, integralmente cosmopolita, de la simple y llana realidad».

«No he conocido el final de los estudios y la necesidad del paso a la vida profesional… yo nunca he abandonado el terreno».

«No me ha costado nada “integrarme en la sociedad”. Ni siquiera he conocido en absoluto la necesidad de “integrarme”, porque nunca he estado fuera de ella».

«Creo que los niños que pasan la mayor parte de su tiempo encerrados en el mismo lugar y con las mismas personas… hay que buscarlos en otro sitio...»

DINERO Y EDUCACIÓN
Otra de las cosas que se piensa acerca de la educación fuera del sistema escolar es que se necesita ser rico para hacerlo, FALSO…

«Amor, convicción, constancia, apertura de mente, respeto y confianza no se compran».

«Nuestra prioridad era estar juntos».

«Papá y mamá no necesitaban cubrirnos de regalos monumentales para demostrarnos su amor. No éramos sensibles a la cantidad de juguetes, sino a su calidad; y, como éramos autónomos en ese campo también, no dejábamos que la mercadotecnia y las últimas creaciones de los fabricantes guiaran nuestros deseos».

«Ser felices, libres y estar unidos es muy económico».

QUÉ NOS PUEDE DECIR ACERCA DEL APRENDIZAJE
«Uno nunca deja de aprender. Un conocimiento vivo, adquirido libremente, ni se apaga ni se bloquea. Yo no he olvidado nada de lo que he aprendido con tanta vehemencia».

«Un aprendizaje vivo está profundamente enraizado en lo cotidiano: no conoce tarifas, no tiene fecha de puesta en marcha o fecha de caducidad, funciona desde el principio; su metodología no conoce jerarquías ni cronologías».

«La mente siempre está atenta, siempre alerta, encontrando de qué alimentar el aprendizaje a lo largo de la vida…»

«Cualquier niño que estuviera en una situación como la mía, viviría, a su manera, una evolución tan rica, tan múltiple y tan singular como la que yo he vivido».

«El entusiasmo genuino tiene un efecto secundario: la competencia. Y la competencia tiene también a su vez un efecto secundario clave: el éxito».

CONFIANZA ES LA CLAVE
Cuando los padres tomamos la decisión de desescolarizar a nuestros hijos, surgen muchas dudas, con respecto a nuestra capacidad de enseñar, con respecto a la capacidad de aprendizaje de los niños, de si estamos haciendo bien o mal, si crecerán «bien».

Además, hay mucha gente que cuestiona esta decisión por todos los paradigmas que existen alrededor de lo que es el aprendizaje; aunque el libro en sí nos muestra extensivamente el bien que hace dar la libertad y confianza al niño para decidir el curso de su aprendizaje, hay tres frases que, para mí, brillan como una luz al final del túnel para darnos ánimo en nuestro camino:

«Nunca he encontrado ningún obstáculo. Hasta donde puedo recordar, no encuentro el más mínimo rastro de acontecimientos negativos que pudiera atribuir a mi no escolarización».

«Papá y mamá tenían confianza plena. Para no tener ninguna duda, les bastaba con observar mis días florecer como un cuerno de la abundancia que se derrama, y con observar, también, la indomable fuerza de aprendizaje que yo mostraba en los campos que me interesaban».

«Lo que hace excepcionales a mis padres es la elección que han hecho y la actitud con la que la han seguido. Pero esa elección está al alcance de cualquier persona correctamente informada y sinceramente dedicada. Las cualidades requeridas son: amor, convicción, constancia, apertura de mente, respeto y confianza».

Como dije antes, esta es una lectura obligada, lo poco que yo muestro aquí no le hace justicia a todo el trabajo de André Stern. Déjame picar tu curiosidad, ¿sabes a qué edad empezó a leer o cómo lo hizo?… Léelo, por ti mism@. 🙂

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