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Carlota Sala (45 años), madre de cinco hijos: "Maria Montessori despertó en mí la confianza y me ayudó a educar en casa, a ver a mis hijos según su brújula interna"
Conocer en profundidad las necesidades de un niño y cómo darle respuesta a través de materiales sensoriales puede parecer tarea exclusiva de la escuela. Pero a veces es una madre quién elige no perderse esa experiencia.
Para María Montessori, los niños crecen con autoestima y seguros de sí mismos si los adultos les acompañamos atendiendo a sus necesidades reales, favoreciendo su autonomía, creando espacios y propuestas ricas en materiales y en experiencias en las que puedan desplegar sus ganas genuinas de participar en su mundo. A veces esos espacios Montessori son escuelas, pero no siempre. También se puede brindar esta oportunidad en casa.
En esta entrevista te acercamos a la interesante y valiosa experiencia de Carlota, también conocida como "Ninyacolorita" en redes. Ella es madre de cinco hijos varones, de entre 17 y 3 años, y estamos deseando que la conozcas. Y si quieres profundizar en el Método Montessori te invitamos a formar parte de nuestros cursos Montessori Moberi en la Escuela Cuerpomente.
También puedes inscribirte aquí a nuestra charla online gratuita: "Matemáticas Montessori, el método para que los niños aprendan y entiendan de verdad las matemáticas" del próximo 28 de octubre a las 18 horas (hora española) con Paula Lo Celso y resolver tus dudas. Además, puedes decargarte gratis ebook "¿Por qué Montessori?".
La escuela en casa
- Carlota ¿En qué momento decidiste que tus hijos no iban a ir a la escuela?
En realidad no hubo un momento concreto, sino que se fue formando la idea poco a poco. Cuando mi hijo mayor era muy pequeñito, empezamos a ir a una escuelita libre, pero luego nos fuimos a vivir a la naturaleza. Allí donde fuimos a vivir no había ninguna escuela libre, ni ninguna escuela afín a nuestra manera de entender la educación, que sintiéramos que respetara las necesidades auténticas de nuestros hijos.
Se quedaron en casa conmigo, mientras buscábamos otra escuelita o buscábamos incluso otro lugar donde vivir, donde hubiera una escuelita para nuestros hijos. En este impás de búsqueda, que fueron dos años, estuvimos haciendo escuela en casa sin saber que hacíamos escuela en casa.
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Se crearon unas dinámicas, unas rutinas familiares y unos quehaceres que a mí me enamoraron. Eran muy armónicos, los niños estaban bien, a mí me enamoró el poder estar con ellos, compartir el día, estar en la naturaleza… Fue una etapa de mucho disfrute de ellos, evidentemente también de desborde, como sucede en todas las maternidades. Pero la parte de estar juntos, ver sus aprendizajes, ser parte y ser espectadora de su desarrollo, me encantó.
Finalmente encontramos una escuelita y durante una época fuimos unos días a la semana, pero hubo problemas económicos y la escuelita cerró.
Entonces, en ese momento decidimos conscientemente no llevarlos a ningún lugar y hacer "escuela en casa", creando dinámicas según sus necesidades, sus ritmos, en la naturaleza, juntos...
La mirada de María Montessori
- Imagino que ahí entra en escena el Método Montessori ¿Cómo lo conociste?
Cuando me interesé por la educación libre y por la pedagoga Rebeca Wild, ella hablaba de los materiales Montessori, de la filosofía Montessori, y recuerdo que me compré su libro, “El descubrimiento del niño: El Método Montessori” de María Montessori. Empecé a leer, a empaparme de esta filosofía, de esta manera de entender la infancia.
Lo que me interesó, más que de la parte teórica o práctica de los materiales, sobre todo fue la mirada tan diferente de la Dra. María Montessori sobre la infancia, su manera de entender cómo la infancia se despliega de forma natural y acorde a su plan interno.
Recuerdo que compramos algunos materiales, acompañamos algunas dinámicas desde los materiales Montessori, y su filosofía ocupó un lugar en nuestra forma de hacer.
- ¿Qué te aportó a lo largo de estos años de crianza?
Montessori me aportó una nueva mirada sobre la infancia. Me ayudó a transformar mis creencias sobre las necesidades, los ritmos, la autonomía de los niños y de las niñas.
Me ayudó a ver en mis hijos, ver su competencia y capacidad de desarrollo, según su brújula interna. Me despertó la confianza. Y entendí mi papel como acompañante y me ayudó a deshacerme del rol de enseñante.
Descubrí que yo podía acompañar sus procesos naturales con materiales que favorecían su autonomía, con experiencias, con propuestas para que ellos mismos pudieran desarrollar sus capacidades y habilidades que ya tienen, latentes, y que delante de mi desplegaban a su ritmo y a su manera... ¡Tan mágico!
Ver a mis hijos aprender, desarrollarse, tener curiosidad, motivación, ser autónomos, tomar decisiones, afrontar problemas… Y ver cómo cada uno resolvía de formas únicas y propias.
Montessori afianzó no sólo la confianza en ellos o en la infancia, también despertó en mí una confianza en la vida, en mi misma...
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- ¿Cómo valoras la experiencia de educar en casa?
Por encima de todo, una experiencia maravillosa, de conexión con mis hijos, de conexión con la vida, de transformación interior.
Es decir, poder educar en casa a mis hijos en base a la Educación Libre, me ha permitido conectarme a la vida, soltar muchas creencias limitantes que tenía... sobre mí misma, sobre las personas y sobre la vida.
Para mis hijos también lo siento un regalo, crecer libres, conectados a su brújula interna, según su ritmo, sintiéndose validados y amados.
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Lo veo en mis hijos ya mayores, que ahora sí están en el sistema. Ese poso interno de confianza, de saberse conectados a algo intangible que les guía, veo su forma de aprender presente y validada. Siguen curiosos, con mirada amplia sobre las posibilidades que les ofrece la vida…
Esto no está exento de la parte oscura o la sombra de esta vivencia, es decir, no ha sido un camino de rosas, no ha sido todo fácil, porque la presión social ha sido difícil de sostener a veces...
Los miedos que aparecen fruto de esta presión social y del modelo y del sistema en el que vivimos. Te hace dudar de lo que haces y cómo lo haces, de si aprenderán, de si serán resolutivos en la vida que enmarca el sistema, etc.
Y la soledad. La soledad es mucha. Hay muy pocas familias que educan de esta manera, por no estar contemplada esta opción.
También la sobrecarga, trabajar y educar en casa es tener dos trabajos que ocupan mucho… no tener casi espacios personales, no tener espacios de nutrición individual lo ha hecho difícil en muchos momentos. Pero no lo cambio. Si volviera atrás, volvería a elegirlo.
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Me he enamorado absolutamente de esta forma de vivir, de educar. Ahora ya en otra etapa, con mis hijos más pequeños, siento que esta opción ya es más conocida. Estoy encontrando comunidad.
Y ya no sólo es maravilloso el tiempo con mis hijos, sino en comunidad con madres afines, que son tribu real, criar juntas, compartir verdaderamente, apoyarnos las unas en las otras, estoy descubriendo otra forma de educar que me está enamorando todavía más. Muy humana, muy tangible, muy natural. La valoración es más que positiva incluso con sus dificultades y sombras.
El poder del yoga
- ¿Qué le dirías a la Carlota del pasado?
Le diría sobre todo que no tuviera miedo, que no tuviera tanto miedo, que aflojara las defensas, que confiara en la vida y en ella misma porque la vida es muy mágica, los niños están conectados a la vida, y gracias a estar junto a ellos desde la entrega y conexión, desde la honestidad y con verdadera humanidad nos conectamos nosotras también a la vida.
De esta conexión entiendes cómo funciona la vida, entiendes el flujo de la vida, que hay vida más allá del control, que incluso los obstáculos, incluso las dificultades forman parte del camino y puedes fluir con ellas.
Sí, principalmente le diría que confiara todavía más y que soltara el control, que se entregara a la experiencia tal como es y ejercitara el músculo de amarlo todo. Creo que eso hubiera permitido que lo viviera menos sola, habría llegado antes a la crianza en comunidad y sobre todo disfrutar todavía más el camino.
- Te recuerdo desde el inicio de tu maternidad también muy vinculada al yoga y a la naturaleza ¿Cuáles han sido para tí tus básicos? Eso que te ha permitido recuperar el equilibrio cuando lo perdías.
Justo en un momento de soledad en la crianza descubrí el yoga. Y el compromiso conmigo misma, con ese espacio de autocuidado a través del cuerpo y la respiración, me ayudó muchísimo a mantener el equilibrio en muchos momentos de dificultad y de soledad.
Fue un salvavidas maravilloso, que me permitió vivir la experiencia de educar a mis hijos con placer, con ilusión, incluso con el asombro de la curiosidad de esta nueva forma de hacer.
Volver al cuerpo, "bajar al cuerpo" es mi herramienta principal. Para mí ese “bajar al cuerpo” tiene forma de Yoga y también de salir a que me dé el Sol, caminar descalza alrededor de mi casa, pasear por el bosque, cultivar en el huerto, jugar con la tierra y el barro con mis hijos… hacer fuego. ¡Con todo el ritual que requiere! Cuidar a mis gallinas, amasar pan…
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Cada vez incorporo más quehaceres que conllevan procesos, algunos largos, ritualísticos podríamos decir… Empieza a ser mi herramienta principal de conexión con el cuerpo, con la vida, con la naturaleza. Me conecta con la sencillez, acalla miedos y ego, y me devuelve el equilibrio interno.
En este acelerado estilo de vida al que nos fuerza el sistema, es necesario volver a lo sencillo, a los rituales, a la tierra a la sencillez… para recordar nuestra humanidad.
- Has servido de inspiración para muchas madres y familias por tu autenticidad… Siempre te has diferenciado de otras “Influencers” en las redes… Reivindicando una maternidad real, de alguien humano que abraza sus luces y sus sombras…
Decirte que me alegro mucho que me digas esto, porque para mí el hecho de estar en redes me genera mucha contradicción.
No me considero para nada influencer, en realidad soy una persona que no puede evitar compartir lo que vive, como un descubrimiento constante de lo maravillosa que es la vida…
Todos los descubrimientos que hago a través de la maternidad, incluso los de las sombras, no solo los luminosos, me parecen increíbles. Son mensajes que la vida nos envía para caminar cada vez más a favor de ella.
Entonces no puedo evitar compartirlos, aunque me genere mucha contradicción...
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Siento que es necesario compartir la maternidad lo más real posible. Aunque yo misma haya perseguido "la maternidad perfecta" mucho tiempo, y sin querer lo haya traspasado en mis publicaciones...
La vida me ha regalado un camino lleno de bofetadas de humildad, para poder abrirme a ver la perfección en la imperfección. Viendo cada maternidad única, maravillosa y perfecta.
Porque de lo que se trata, en realidad, es de cuidar más lo invisible que lo visible.
- ¿A qué te refieres?
Se trata más de estar presente, estar conectadas, de sentir placer, de sentir la vida sucediendo delante nuestro constantemente, que de un manual, unas instrucciones o una forma concreta de ser madre o de educar.
Este es mi camino y es mi aprendizaje. Que no es fácil...
Desde mis propias heridas y neurosis, muchas veces he perseguido "zanahorias" dentro de la maternidad.
He utilizado tantas veces la educación libre para tapar, para esconder, desde el control, desde la rigidez de lo que está bien y de lo que está mal, para calmar mis heridas de insuficiencia, de abandono....
Pero por suerte la vida te va colocando en tu lugar si estás abierta y disponible.
Intento transmitir lo que aprendo, y educar a mis hijos en casa de esta forma me ha ayudado a despertar la fuerza y la valentía para estar conectada a la vida tal cómo es, con sus luces y con sus sombras, sintiendo que puedo abrazarlo y convivir con todo.
- Te admiro mucho... ¿Qué le dirías a una madre que se está planteando hacer las cosas diferentes al método tradicional?
Otra forma de educar es posible. El sistema oficial te ofrece una sola opción, las redes, las películas y la cultura te ofrecen una forma única “correcta” de hacerlo. Y por eso aparece tanta culpa, tanto miedo, porque todas perseguimos encajar, ser amadas, reconocidas...
Diana Al Azem, profesora, divulgadora y escritora.
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- Da mucho miedo salirse del camino conocido y aceptado socialmente...
Pero hay otras maneras de sentir el amor, en lo invisible, en lo sutil, que es donde radica la clave. En lo que no se ve, lo que no se compra. Ahí es donde radica la clave de poder vivir la maternidad con gozo, placer, amor y respeto, acorde a nuestra naturaleza y verdadero sentir.
Si alguna familia se está planteando buscar alternativas, les diría que es importante tomar la decisión desde el amor y no desde el miedo.
No por sentir la opción educativa convencional hostil, o por tenerle miedo a las consecuencias que tendría en sus hijos, sino por amor, por amor a la vida, por amor a sus hijos, por amor a una misma... Que desde ahí tomara la decisión.
Muchas veces tomamos esta decisión porque rechazamos el modelo convencional o porque tenemos miedo de que nuestros hijos no estén bien en él. Entonces hay un miedo que hace que tu cuerpo y tu energía estén a la defensiva. Y entras en este maravilloso mundo desde la defensa.
Para mí es súper importante poderte entregar al amor, y desde aquí decidir.
Las dificultades se ven y se sienten diferente y se afrontan diferente sin caer tan fácilmente en el victimismo, en el sufrimiento, en la culpa… sintiendo, incluso, que te has equivocado, cuando, en realidad, tomes la decisión que tomes, si ha sido desde el amor, no hay error, hay aprendizaje, hay crecimiento y hay más amor.
- Para Montessori el error es siempre valioso y bienvenido, muchas gracias Carlota...
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