EXPERTOS
En una ponencia posterior, Rafael Feito, profesor de Sociología de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid, dijo que “pudiera parecer que cada alumno es responsable de su destino escolar, y sin embargo el fracaso escolar se concentra en determinados grupos”. Así recordó que el informe Pisa de la OCDE señala que a mayor nivel de estudios de los padres (en particular de las madres) y a mayor número de libros en el hogar, los hijos obtienen mejores resultados de manera clara. Feito también añadió dos factores decisivos: el tiempo escolarización en el país (los hijos e hijas de trabajadores inmigrantes por lo general tienen peores resultados que los autóctonos), y el nivel de renta, que permite a algunas familias pagar unaacademia cuando el menor requiere apoyo escolar específico, lo que genera desigualdades.
Sin embargo, Rafael Feito señaló que “la escuela que tenemos no responde ni por asomo a las necesidades de la sociedad actual”, porque es “escasamente atractiva” para los menores. Así, el 34,4% del alumnado manifiesta que no entiende la mayoría de las clases y el 67,7% dice que las clases no despiertan su interés, según datos del Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar.
Feito culpó de estos datos a la manera como se enseña en nuestro país: cultura de los apuntes, enseñanza fundamentada en la memoria, ausencia “clamorosa” de escenarios deliberativos, y una perversa evaluación continua que, en realidad, se fundamenta en la realización continua de exámenes.
También apuntó que en la mayoría de los centros educativos de nuestro país se transmite un conocimiento muy academicista, apenas se utilizan los libros, y existe una “balcanización” curricular (con muchas asignaturas y sin conexión entre ellas). Feito también criticó la interpretación sesgada de la inteligencia en la escuela actual, cuando, a su juicio, debería promover los ocho tipos de inteligencia que señala el psicólogo e investigador Howard Gardner: espacial, corporal-cinética, musical, interpersonal, intrapersonal, naturalista, matemática y lingüística.
A pesar de este panorama tan sombrío, Rafael Feito manifestó que “hay que construir una nueva escuela con la implicación del conjunto de la sociedad y muy especialmente de las madres y los padres”. Así, propuso que en los centros educativos se trabaje mucho más la motivación del alumnado para aprender, pues el aprendizaje “tiene mucho de emocional”, asumir el concepto de que “la diversidad es una riqueza y no un problema” (puso de ejemplo la escuela Rinkeby en Estocolmo), incitar a la lectura, mejorar la formación práctica del profesorado, promover una enseñanza que fomente la investigación y el trabajo en grupo o en parejas, y impulsar una fuerte coordinación entre director, profesores y familias, todo ello con un proyecto educativo claro.
En otra conferencia, Carlos Fernández, licenciado en Ciencias de la Educación y jefe del Departamento de Orientación del IES Salvador Allende de Fuenlabrada (Madrid), describió las medidas que el sistema educativo adopta ante las diferentes dificultades de aprendizaje del alumnado: refuerzos en el aula, programas de diversificación curricular, programas de educación compensatoria, programas de cualificación profesional inicial, entre otras, siempre en función del déficit que tenga cada alumno.
Carlos Fernández denunció que la mayoría de los orientadores tenga a su cargo varios centros educativos, lo que impide una correcta atención a la diversidad del alumnado. Criticó que el número de orientadores escolares sea muy inferior en España al de otros países europeos. Por ello, reclamó que haya un equipo de orientación en cada centro educativo.
Fernández ofreció una serie de consejos para prevenir a los hijos e hijas contra el fracaso escolar o para actuar a correctamente ante los problemas de aprendizaje que puedan surgir:
• Aprenda más sobre los problemas del aprendizaje.
En una ponencia posterior, Rafael Feito, profesor de Sociología de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid, dijo que “pudiera parecer que cada alumno es responsable de su destino escolar, y sin embargo el fracaso escolar se concentra en determinados grupos”. Así recordó que el informe Pisa de la OCDE señala que a mayor nivel de estudios de los padres (en particular de las madres) y a mayor número de libros en el hogar, los hijos obtienen mejores resultados de manera clara. Feito también añadió dos factores decisivos: el tiempo escolarización en el país (los hijos e hijas de trabajadores inmigrantes por lo general tienen peores resultados que los autóctonos), y el nivel de renta, que permite a algunas familias pagar unaacademia cuando el menor requiere apoyo escolar específico, lo que genera desigualdades.
Sin embargo, Rafael Feito señaló que “la escuela que tenemos no responde ni por asomo a las necesidades de la sociedad actual”, porque es “escasamente atractiva” para los menores. Así, el 34,4% del alumnado manifiesta que no entiende la mayoría de las clases y el 67,7% dice que las clases no despiertan su interés, según datos del Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar.
Feito culpó de estos datos a la manera como se enseña en nuestro país: cultura de los apuntes, enseñanza fundamentada en la memoria, ausencia “clamorosa” de escenarios deliberativos, y una perversa evaluación continua que, en realidad, se fundamenta en la realización continua de exámenes.
También apuntó que en la mayoría de los centros educativos de nuestro país se transmite un conocimiento muy academicista, apenas se utilizan los libros, y existe una “balcanización” curricular (con muchas asignaturas y sin conexión entre ellas). Feito también criticó la interpretación sesgada de la inteligencia en la escuela actual, cuando, a su juicio, debería promover los ocho tipos de inteligencia que señala el psicólogo e investigador Howard Gardner: espacial, corporal-cinética, musical, interpersonal, intrapersonal, naturalista, matemática y lingüística.
A pesar de este panorama tan sombrío, Rafael Feito manifestó que “hay que construir una nueva escuela con la implicación del conjunto de la sociedad y muy especialmente de las madres y los padres”. Así, propuso que en los centros educativos se trabaje mucho más la motivación del alumnado para aprender, pues el aprendizaje “tiene mucho de emocional”, asumir el concepto de que “la diversidad es una riqueza y no un problema” (puso de ejemplo la escuela Rinkeby en Estocolmo), incitar a la lectura, mejorar la formación práctica del profesorado, promover una enseñanza que fomente la investigación y el trabajo en grupo o en parejas, y impulsar una fuerte coordinación entre director, profesores y familias, todo ello con un proyecto educativo claro.
En otra conferencia, Carlos Fernández, licenciado en Ciencias de la Educación y jefe del Departamento de Orientación del IES Salvador Allende de Fuenlabrada (Madrid), describió las medidas que el sistema educativo adopta ante las diferentes dificultades de aprendizaje del alumnado: refuerzos en el aula, programas de diversificación curricular, programas de educación compensatoria, programas de cualificación profesional inicial, entre otras, siempre en función del déficit que tenga cada alumno.
Carlos Fernández denunció que la mayoría de los orientadores tenga a su cargo varios centros educativos, lo que impide una correcta atención a la diversidad del alumnado. Criticó que el número de orientadores escolares sea muy inferior en España al de otros países europeos. Por ello, reclamó que haya un equipo de orientación en cada centro educativo.
Fernández ofreció una serie de consejos para prevenir a los hijos e hijas contra el fracaso escolar o para actuar a correctamente ante los problemas de aprendizaje que puedan surgir:
• Aprenda más sobre los problemas del aprendizaje.
• Elogie a su niño cuando a él o ella le vaya bien.
• Averigüe qué cosas le gustan a su niño, tales como bailar, jugar fútbol, o trabajar con las computadoras. Déle bastantes oportunidades a su niño para perseguir sus fortalezas y talentos.
• Averigüe cómo su niño aprende mejor. Ayude a su niño a aprender por medio de sus áreas de fortaleza.
• Deje que su niño ayude con las tareas domésticas. Estas pueden aumentar su confianza y destrezas concretas.
• Ponga atención a la salud mental de su niño (¡y a la suya!). Esté dispuesto a recibir asesoramiento.
• Hable con otros padres cuyos niños tienen problemas del aprendizaje. Los padres pueden compartir consejos prácticos y apoyo emocional.
• Establezca una relación de trabajo positiva con el maestro de su niño. Por medio de la comunicación regular, pueden intercambiar información sobre el progreso de su niño en casa y en la escuela.
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